Alrededor, durante el día, se despliegan los colores: en las canastas de dulces que vende un señor, en los letreros fosforescentes de los puestos de tortas, en las letras rojas y amarillas y azules y a veces rosas de las tiendas de abarrotes. Venas anaranajadas se extienden en el subsuelo.
Pero, desde arriba, la ciudad es gris. En el gris reconozco edificios y monumentos también grises, y el gris pavimento y hasta autos grises con sus neumáticos más oscuros aún.A cierta hora de la tarde nos cae el aburrimiento. Todo lo vivo se despinta, se destiñe, se diluye. Camaleónica ciudad, hecha de matices, contrastes y monocromías.
Si son las ocho de la noche no somos distintos de las moscas que revolotean sobre los tambos de basura, no somos distintos de los perros que duermen o ladran o esquivan los coches. Los árboles también se vuelven polvo o ceniza antigua. Ratas vagan entre banquetas, coladeras, bardas, pies... La lujuria de los gatos es también gris. Gris nuestra noche de telenovelas y de mañana será otro día.
Me reconozco en los objetos con los que queremos poblar este sitio de alegría, pero al caer la tarde sólo veo el gris y no sé dónde comienza ni dónde termina. ¿Lo gris es la ciudad, somos nosotros, será la luz o el humo de hidrocarburos? En esta mímesis urbana, ¿quién imita a quién?
4 comentarios:
buen cierre, muy buen cierre, yupi!! :-D
A mí me parece una ciudad muy colorida (salvo el asfalto y el cielo.)
Lo es, sin duda, pero creo que hay una hora a la que se pone irremediablemente gris.
Perdonen lo geek pero si uno entra al Google Earth la ciudad se ve gris...
Hace años trabajé dibujando mapas, y creo que indudablemente la ciudad es gris vista por arriba, aunque a veces de mirarla tan de cerca no nos damos cuenta de ello...
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